A la mani
Espai d'art Cincómonos
¿Soy útil? ¿Hay esperanza? ¿Sirven de algo todos los intentos que hacemos? Todas estas preguntas y más son las que se hace la protagonista de A la mani, escrita y dirigida por Marina Francisco.
La obra, representada en l’espai d’art Cincómonos, trata sobre las experiencias de una joven (Elena Saldaña) como manifestante climática. De la ecoansiedad (estrés y miedo constante a las consecuencias del cambio climático) que sufre en su día a día, de la violencia policial durante estas manifestaciones y su forma de afrontarla. Una joven dañada y desesperanzada con la situación del mundo. Encontramos momentos más narrativos, algunos poéticos, otros más físicos, momentos en los que la actriz representa diversos personajes, momentos en los que representa sus propias emociones… Un intenso monólogo repleto de emociones chocantes que no deja indiferente.
La obra es el primer proyecto en solitario de la directora y dramaturga emergente Marina Francisco. Es de admirar su gran fortaleza para llevar adelante un proyecto así de crítico y comprometido. Escribe con una gran dedicación y se puede entrever entre cada línea de texto la pasión y preocupación que tiene por la crisis climática. No es fácil como joven artista tirar adelante los propios proyectos, y mucho menos sobre temas que resultan tan difíciles de escuchar. Tal vez diría que al texto le falta algo de acción, se excede en reflexión, ya que los momentos en los que aparecen diversos personajes y los momentos en los que describe lo que está sucediendo son en los que la actriz más presente está.
El texto requiere, por parte de la intérprete, una gran entrega emocional y física y una energía altísima en todo momento. Es un texto difícil de sostener como actriz si las condiciones no son las adecuadas, y tal vez, este es un aspecto que deja algo que desear. Es muy interesante cuando interpreta el papel del policía, o de otros personajes, se la ve mucho más tranquila, mucho más en su centro, conectada, enraizada y presente. Considero que la construcción del personaje y el lugar desde el que afronta lo que le sucede le juega en contra, al querer construir un personaje altamente ansioso e introspectivo, su voz y su cuerpo se quedan en un sitio muy pequeño, desconectado del texto y la situación que está viviendo. Tal vez, si hubiera apostado por un personaje más grande, más exteriorizado, le sería más fácil llegar a la energía que este necesita.
Consigue, con solo una silla, ilustrar todos los lugares por los que pasa la protagonista a la perfección. Tanto que el resto de elementos, un colchón y unas cajas de cartón, acababan pareciendo algo innecesarios. Hubiera sido interesante incorporar las cajas de cartón en la acción, para marcar el cambio de espacio, para crear estructuras, siluetas de personajes…
En conclusión, aunque haya algunas cosas que puedan requerir un poco más de atención, deberías ir a ver A la mani sí: te preocupa la emergencia climática, eres joven y activista, te interesa el talento emergente, consideras que el teatro tiene que ser crítico, te gusta escuchar la voz de los jóvenes, pero, sobre todo, si tienes esperanza por recuperar la primavera.
Julieta Laxalt
