S 62°58’, W 60°39’

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Companyia:
Peeping tom
Sinopsi:

El nou viatge de Peeping Tom pren proporcions apocalíptiques

Les coordenades del títol de l’espectacle corresponen a l’Illa Decepció, el lloc exacte on un vaixell ha quedat encallat entre el gel àrtic. La tripulació, sense menjar i atrapada en aquest paisatge desolat i perillós, sobreviu només guiada per la natura. La seva única esperança és el desglaç que els permetria continuar el viatge.

Peeping Tom, còmplices habituals del TNC, torna a endinsar-nos en els seus mons foscos i onírics. Aquesta vegada, amb una creació que catapulta el públic a un viatge distòpic.

Crítica: S 62°58’, W 60°39’

15/06/2024

Naufragio en Deception Island

per Julieta Laxalt

S 62°58’, W 60°39’

Teatre Nacional de Catalunya


Un naufragio en medio de la nada, una radio rota, viento, frío, un niño ahogado, gritos de auxilio en medio de la quietud del hielo, un espectáculo que empieza como uno más de la compañía, pero que, de un momento a otro, rompe completamente con todo lo que imaginas

La última producción de la compañía de danza teatro Peeping Tom llega al Teatre Nacional de Catalunya para sorprender a todos los espectadores que creían que sabían lo que iban a ver. Yo incluida. La obra parece empezar como una típica obra de la compañía, con su inquietante música y su increíble coreografía, hasta que el texto empieza a irrumpir cada vez más en la escena. En un momento dado, uno de los intérpretes rompe la cuarta pared, dando paso a una trama metateatral que no abandonará la obra hasta el final. 

Todo el espectáculo es una dura crítica a la trayectoria de la compañía, a las expectativas que tiene el público de ellos, una reflexión sobre el proceso creativo, se ríe de la seriedad con la que se toman a ellos mismos… Es consciente de lo que el público espera ver y de la decepción que causará, de que este pedirá “más danza” y lo ridiculiza. Mientras miras la obra es imposible no sentirse avergonzado por estar de acuerdo con todo lo que critican. Al estar tan establecida la compañía, entiendo perfectamente el deseo de reinventarse, y me parece muy inteligente jugar con las expectativas del público, ser consciente de como un cambio tan brusco va a ser recibido y criticarlo. Aun así, considero que no acaba de conseguir el efecto que desean. Me parece que el elemento que impide que lleguen a donde quieren es el texto. Este utiliza recursos como la metateatralidad, el representar del director a través de una voz en off, a los actores entrar y salir de personaje, lo que opino que está bastante visto recientemente. Son aspectos que si no se juegan bien pueden resultar superficiales, repetitivos y simples. Algo que sucede. Siendo una compañía con tantos recursos, considero que podrían haber apostado por un texto algo más complejo, interesante e innovador que pueda acompañar mejor a la transición que intentan hacer que, como ya he dicho, no me parece negativa en sí. 

Aparte de eso, todos los intérpretes tienen un gran talento físico, destacando a Chey Jurado, que llega a emocionar usando nada más que su movimiento, y a Romeu Runa, que muestra su gran talento tanto físico como interpretativo en un monólogo final. La mayoría de los intérpretes son bailarines, no actores, lo que en una pieza con tanto peso del texto como esta, en ocasiones, se nota. 

Como es común en ellos, la escenografía, la iluminación y la música juegan un gran papel en el espectáculo. Los tres se combinan para crear una intrigante y onírica atmósfera, llena de inquietud y misterio. Entiendo que intentan contraponer esta escalofriante escena a la comicidad del texto y los momentos metateatrales, pero, en mi opinión, esta escenografía magníficamente construida al lado de un texto tan sencillo, acaba acaparando toda la atención del espectador. 

Pero, en conclusión, si ya has visto alguna obra de la compañía y tienes curiosidad por su trayectoria, considero que puede interesarte descubrir esta nueva fase, pero si nunca has visto nada de ellos y esperas un espectáculo como los que siempre hacen, deberías estar preparado para no ver a Peeping Tom


Julieta Laxalt