De la història real de Bastian Bosse i de Natascha Kampusch, Fabrice Murgia n'elabora un conte negre per a adolescents. L'espectacle original va ser el 2013 al festival Temporada Alta. Ara arriba al Lliure madurat, multipremiat i amb actors d'aquí. Un adéu a la infantesa.
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La tristeza de los ogros Teatre Lliure, 8 de febrer de 2018
Dicen que debemos permitirnos soñar despiertos, pero soñando, a veces, podemos topar con pesadillas. La tristeza de los ogros seguramente sea una de ellas. Fabrice Murgia, autor y director belga, presenta en el Lliure un texto que se pudo ver en el Temporada Alta de 2013 en su versión original. Ahora llega a Barcelona con elenco español y un texto ligeramente adaptado a la realidad de aquí.
La tristeza de los ogros se centra en los casos de Bastian Bosse, adolescente alemán que disparó a cinco compañeros de su instituto justo antes de suicidarse, y de Natacha Kampusch, que unos meses antes lograba escapar del lugar donde estuvo secuestrada durante diez años. En esta versión también se incluye el caso del crimen de las niñas de Alcàsser.
Dado que se conocen de antemano las historias reales en las que se basa la propuesta, todo el peso recae en el viaje que plantea el autor por reconstruir los pensamientos y emociones de esos adolescentes justo antes de lidiar con una situación que podía con ellos.
Una narradora sacada de un imaginario terrorífico conduce la representación y se encarga de enlazar historias independientes que ponen sobre la mesa la incomprensión, el dolor, la madurez prematura y el impulso adolescente. Un texto que reitera conceptos y con una puesta en escena que se estanca hasta la última parte, cuando la butaca del teatro se vuelve incómoda gracias a un ritmo que corta el aliento y a unas interpretaciones que cogen muchísima fuerza.
Una propuesta que plantea preguntas y que remueve consciencias con respecto al papel que jugamos todos frente a la incomunicación, el sensacionalismo y el placer voyeur del espectador común. Qué mejor que un universo onírico para poner el dedo en la yaga e ir más allá de lo políticamente correcto en casos reales tan estremecedores, pues para hablar de pesadillas basta con abrir un periódico.
Raúl Coluche @RaulColuche