Un obús al cor, una bomba explosiva que replanteja de nou els vincles amb els pares, la veritat de la vida i l’avidesa de la mort. Un monòleg de Mouawad en el que trobem quasi un resum de tota la sèrie de La sang de les promeses. Un text d’un altíssim voltatge. Un treball íntim amb l’Ernest i dirigit a quatre mans.
Premi de la Crítica 2016 categoria il·luminació (Quim Blancafort)
Ernest Villegas, finalista en la categoria d'actor. Premis de la Crítica 2016
Un obús al cor Biblioteca de Catalunya, 5 d'octubre de 2017 [caption id="attachment_810" align="aligncenter" width="324"] © Bito Cels[/caption]
De nuevo La Perla 29 descubre otra pieza de Wajdi Mouawad, de quien, a través de la misma compañía, en Barcelona se ha podido ver Incendis, Cels y Boscos. Esta vez el texto parte de una novela (la segunda del autor, publicada en 2007) en formato monólogo. Una obra estrenada la temporada pasada que ahora vuelve a la Biblioteca de Catalunya durante tres semanas.
Un obús al cor es el viaje de su protagonista hacia el hospital donde agoniza su madre. Un viaje tanto físico como emocional que subraya el dolor por la muerte asegurada, la guerra y el sufrimiento. Con un texto que embellece al terror y lo convierte en pura poesía dramática cargada de rabia y rencor. Recuerda, salvando distancias, a Te lo contaré en un viaje, de Carlos Garrido. Libro y pieza, también en formato monólogo, que deambula entre la esperanza y la inminente muerte de una hija.
Ernest Villegas regala una lección interpretativa de alto nivel. Un solo personaje que, a modo de narrador, se dirige a público con mirada directa e incisiva. Una figura que al principio parece de roca, cual montaña que emana de la arena que invade el escenario, y que poco a poco se va agrietando, dejándose derrumbar y dando paso al terremoto vital que se presenta. Villegas maneja los tiempos con absoluta precisión, controla el espacio y escupe el texto sin un solo titubeo.
Oriol Broggi y Ferran Utzet, a la dirección, aprovechan el espacio vacío para poder transitar de un lugar a otro con la ayuda de una iluminación sencilla pero ajustada. El texto se sostiene y mucho tiene que ver con el ritmo y la coreografía. En escena una cortina, una silla y piezas de ropa del actor. Poco más distrae la atención de lo que de verdad importa: una historia que llega directa al corazón. Hasta la música le sobra, podrán decir algunos. Un acompañamiento que, en determinadas ocasiones, subraya una emotividad que ya viene dada por el texto.
En definitiva, quien esté dispuesto a dejarse llevar por la emoción y a disfrutar de un gran texto e interpretación, ya sabe dónde tiene que ir. Una apuesta segura, ya rodada, que favorece el disfrute tanto del emisor como del receptor.
Raúl Moreno